

El castellano es una de las lenguas que se formaron de la evolución del latín vulgar durante la Edad media, como el francés, el italiano, el gallegoportugués, el rumano y el romanche, que es una de las cuatro lenguas de Suiza.
Los romanos poseían dos clases de latín: el culto usado para escribir y en la oratoria, y el vulgar, empleado en la conversación cotidiana por los grupos de bajo nivel cultural. Frente al latín culto, que se mantuvo estático, fijo en la lengua escrita, el vulgar evolucionó mucho hasta llegar a mostrar profundas diferencias morfológicas, léxicas y sintácticas con el primero.
Se conoce con el nombre de Romania la parte del mundo antiguo cuyas lenguas actuales proceden del latín y las lenguas derivadas del latín vulgar reciben el nombre de neolatinas, romances o románicas.